jueves, 22 de febrero de 2018

Llama de Narciso

Si pudiera, haría cauterizar con sal todas tus heridas. Las lamería una a una hasta dejarte rendido y humedecido. Te tendería a mi lado cómo cachorro dormido, la respiración corta en la espera que el cuerpo haga su gesta.

Te daría de mamar leche calentita que yo mismo habría hervido apenas siete minutos atrás. Tres gotas en mi antebrazo, no te haría daño.

Junto a tu lecho esperaría, te lavaría la cara, te acomodaría esa mota de pelo negro con el mismo peine que descansa día sí y día no en el bolsillo de mi guayabera.

Y esperaría a que tras las horas de la sanación inclines tu mirada hacia mí y me des un beso.

Todo eso haría si fuese posible, si esta madeja de píxeles y estos siglos y esta distancia infinita y este mundo que se derrumba no se posara en capas sobre ti, sobre mi.

Pero no soy tu padre y aunque lo parezca no eres un animalito extraviado bajo la lluvia. Eres potencia, eres nervio, eres un fuego que se mira al espejo.

Por eso me voy y me quedo, por eso oscilo en esta nube de bitios alrededor de tu llamarada. Aún cibernética, me quema.

jueves, 20 de abril de 2017

Enroscarte con la letra O

O de Ofelia, la suicida
O de ósculo, el furtivo
O de obra, la potencia
O de oculta, la mirada
O de omiso, el silencio
O de oración, la incompleta
O de obedecer, la consigna
O de orca, el abrazo

O de oda, el altar

O de orín, el deseado
O de oficiosa, la saliva
O de óleo, los fluidos
O de ofrenda, el pubis
O de oráculo, la lengua
O de oropel, los glúteos

O de onírica, la pupila
O de oficiante, la nariz

O de omnívora, la entrepierna
O de orgasmo, el imposible

O de olivo, tu paisaje
O de orgía, tus manos
O de orbe, ése pecho

O de orificio, el misterio.

O de onanismo, tu centro.

O de ocaso, nuestro destino.

jueves, 9 de marzo de 2017

Manifiesto para la Teoría Ficción

Hay dos elementos constituyentes de los que no puedo liberarme: de la hispanofilia y de la teoría del sincretismo, ésa de las tres dichosas culturas.  Ambas teorías, aunque las deconstruya, en un sentido histórico, seguirán siendo la base de mi concepción de Cultura Nacional y de mi pensamiento.

Entonces, partiendo de una honestidad basada en el error, pienso.

(Asumo que ya resolvimos el asunto aquel del luego existo)

Por lo tanto, todo pensamiento encierra el error en sí. Es siempre, un pensamiento errado.

Por esto, ninguna teoría es verdadera. Cómo no hay teoría verdadera,  no hay compromiso teórico con la realidad. Otros son los compromisos que impone el amor y la biología en la configuración y manifestación de la realidad (y viceversa)  Es decir, si atendemos a las necesidades de la biología y el amor (ambos moldeados por la cultura), tenemos la "libertad" de pensar y actuar con la teoría, fuera valores morales, sino como legos de un juego de posibilidades.

Quizá, a lo que llaman los tiempos es a crear teorías que contradigan los relatos que nos conforman. Teorías que nieguen la muerte, teorías que aniquilen el Apocalipsis. Si la miseria es lo único que nos resta, ¿para qué dedicar pensamiento a ella?

Inventemos teorías como juguetes mientras nos creamos úlceras y nos curamos calvicies, mientras llega el infarto infame de miocardio.

Creemos teorías como se crean ficciones para transformar la realidad; aquel sueño ilustrado y marxista.


jueves, 9 de febrero de 2017

Hegel, Dussel y un Pienso, luego escribo

La historia humana es la historia de la esclavitud. En todos los paradigmas conocidos existe algún tipo de relación de poderes basada en algún tipo de dialéctica de amo y esclavo. En lo conocido, el sometido y el Dominador traspasa todos los relatos. Se nos ocurre que tal concurrencia temporal está a su vez sometida al hecho biológico y metafísico de la muerte.

La dialéctica del amo y el esclavo.
La sumisión de la vida a la muerte.

Subsumida esta relación hegeliana, se convierte en un juego el intento de su subversión. Un juego.

No hay libertad posible. Sólo el juego es posible. El juego.

El verdadero cambio epistémico sería abolir dicha relación. Sin embargo, puesto que esta (nuestra) realidad se manifiesta con unas reglas absolutamente superiores dominadoras de lo humano (sea esto lo que queramos), la libertad es la utopía. (Ninguna novedad, por otra parte).

Estamos seguros que Dussel lo sabe. Según la teoría, el intelectual se posiciona fuera del sistema (aún cuan artificial sea esta estrategia).  Y entendemos que su recorrido por su experiencia y el conocimiento adquirido a través del estudio de otras culturas y sus filosofías éticas va más dirigido a atender la inmediatez, a la fehaciente realidad del sufrimiento de un número inimaginable de personas. De un dolor material que se instala en lo físico, en la biología del cuerpo.

Entendemos que si desde su subjetividad ha vivido la experiencia de la trascendencia y el bienestar absoluto (aunque sea un instante), desee propagar esa posibilidad.

La posibilidad, no de libertad, sino de disfrute.

Y por esto,  sin embargo, porque el disfrute es algo tan subjetivo, nos parece que defender y buscar la emancipación es un acto perverso.  Conducente solo a una egoísta percepción del paso acelerado del tiempo. Una inutilidad que siempre vuelve al juego. Al juego.

Al hecho de que no  somos más que animalitos locos gritando al sol.

Así pues, Dussel es lúdico. Y se apoya en la idea de Latinoamérica, una Latinoamérica de raza cósmica, recipiente de todas las tradiciones de la humanidad. La Filosofía de la Liberación es, a pesar de su disfraz de libertad, una teoría profundamente conservadora. Conservadora en lo práctico, en cuanto busca de hecho, conservar una idea de acervo humano fundada en un carácter multiversal dentro de un gran sistema en diálogo o tensión.

Es todo, la Semiosfera. No hay salida. Bueno, sí, una que pocos quieren. Aunque la adelantemos en cada paso.

Así, nos servimos del propio Dussel y sus teorías integradoras, para criticarle. Se nos podría acusar de no tener las herramientas metodológicas para producir una refutación razonada (y sin poner lo anterior en cuestión ya sabemos los problemas que nos ha dado la razón). Desde estas mismas teorías, se sabe que el subalterno no necesita permiso ni autoridad para expresarse.

Todo lenguaje es lenguaje humano, por ende: válido. Fruto de un acervo, de un pozo vivo, enterrado en el confín del tiempo.

La única autoridad la ofrece la manifestación de la palabra. Su enunciación. No hace falta más para ser libre. El sometimiento a la Palabra.

Juguemos.

lunes, 7 de marzo de 2016

Estación Bayamón (2005)

Saboreas, mientras esperas, una última cucharita fría.  De lejos lo ves venir con el tintineo y la voz carraspeada “coco, piña, parcha”. Don Jesús ha envejecido. Lo recuerdas cuando eras niño y vendía helado frente al portón de la escuela. Te acuerdas de su nombre porque es el mismo tuyo; aunque tú estás seguro que él no se acuerda de ti. Hace un rato le compraste a otro heladero de parcha y coco; lo que tú querías era piña. Ahora llega Don Jesús más viejo que como lo recuerdas con el sabor de piña de tu deseo. Gordo, canoso, blanco colorado; colorado de hinchazón, no de salud robusta como cuando tú eras un nene y el amarillo chillón de la piña te seducía. Existencia de heladero desde entonces. Papi te decía que él tenía un poco de retardación, de moronería; por eso era lento… algo así decía tu papá. No te atreves a acercarte, a conversar. Por pendejo quizá, por falto de tiempo tal vez. O por que a veces no te gusta hablar con la gente, solo observar. Hoy, como muchos, es un día de esos. Quizá porque ver a Don Jesús te lleva a la nostalgia de una niñez perdida en el recuerdo. Una niñez con papá y mamá que ahora como Don Jesús están viejos. Dejas de pensar. Más tarde te recogerán en la estación. Te vas a comprar el helado de piña de tu deseo sin importarte las calorías del anterior.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Desiderata para la escritura en diez estaciones.

  1. Escribe ahora, también luego cuando estés agotado.
  2. Escribe en el cansancio y en la angustia.
  3. Equivócate. Retuerce la palabra, repítela hasta el infinito, emputécela. Nadie te lee.
  4. Ríndete al encanto de lo cursi, desátate en él y disfrútalo.  Luego táchalo. Permite que se vea la tachadura.
  5. Vomita palabras incoherentes, rebélate de la forma; sufre el vacío de quinientas palabras que no dicen nada.
  6. Dale tu cuerpo a tus personajes; en serio.
  7. Dale tu personaje a sus cuerpos; sin broma.
  8. Aprende la humildad de que todo está escrito. No eres más que una criatura de millones que chillan hacia arriba en una galaxia primitiva.
  9. Busca convertirte en un bermejo trazo rupestre.
  10. Llena el blanco intermitente con el sudor de tu sexo. 

jueves, 25 de junio de 2015

Divagaciones de madrugada: Un sofá y yo frente a una tele

No quiero llorar el silencio de los muertos.
Pero me veo solo y ajado en un apartamento, recordando.
¿Será acaso, este, el paraíso de mi angustia?
Aún no soy ése viejo y, sin embargo, ya me veo rescatando este presente.